El Gobierno de España ha decidido el cierre de la central nuclear de Garoña para el año 2013. Esta medida refleja que el ejecutivo de Zapatero está más preocupado por cumplir con compromisos ideológicos, que por sacar a España de la crisis.
La medida provoará la destrucción de 1.000 puestos de trabajo en la comarca de Garoña, y provocará un encarecimiento en la factura de la luz que pagan los usuarios.
Si cerrar un central nuclear es normalmente una mala medida en términos económicos, hacerlo en un momento como el actual, la mayor crisis financiera de los últimos tiempos, es un ejemplo de derroche, de falta de visión de futuro, y de confundir las prioridades.
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